Las principales desventajas del liderazgo democrático son que puede llevar mucho tiempo implementar cambios, no satisface las necesidades de todos los miembros de la sociedad y, a menudo, implica un gran compromiso de tiempo y dinero. El estilo democrático de gobierno, a diferencia de otros tipos de gobierno, esencialmente forma un canal de comunicación bidireccional con el público. Se espera y alienta a los ciudadanos a expresar sus opiniones e inquietudes y, en última instancia, participar en el proceso de creación de leyes y reglamentación para garantizar que obtengan beneficios como resultado.
Si bien la gente generalmente agradece la oportunidad de desempeñar un papel activo en el establecimiento de reglas y estándares que impactan positivamente en sus vidas, invitar al público a participar en procesos democráticos puede ser costoso para los gobiernos locales, estatales y federales en términos de tiempo y finanzas.
Los gobiernos deben escuchar las preocupaciones de todos los ciudadanos, lo que implica un análisis exhaustivo y cuidadoso de los comentarios y sugerencias del público. Ese proceso puede ser largo cuando la mayoría vota a favor de ciertos cambios, pero puede extenderse aún más cuando el público está dividido en un tema. A veces, los líderes democráticos deben tomar decisiones que benefician a un pequeño número de ciudadanos o que son impopulares entre el público. Como un estilo de liderazgo que busca la opinión de todos los ciudadanos, las democracias también deben tener en cuenta las opiniones y sugerencias de los ciudadanos con una variedad de antecedentes educativos y bases de conocimiento.