Las economías mixtas crean esencialmente un acto de equilibrio entre el sector privado y el gobierno: estas economías les permiten a los gobiernos la oportunidad de corregir las fallas del mercado, pero a veces generan críticas por permitir demasiado control gubernamental. Mixto las economías requieren la participación y la cooperación entre el sector privado (como corporaciones y empresas individuales) y el gobierno. Idealmente, estas economías crean economías fuertes y estables con una mínima interferencia gubernamental. Sin embargo, cuando la balanza se inclina demasiado hacia un lado u otro, surgen problemas.
Las economías mixtas pueden reducir la cantidad de interferencia y regulación gubernamentales que se encuentran en las economías de mando, que se definen como economías operadas totalmente bajo el control gubernamental. Bajo los sistemas de economías mixtas, las empresas privadas y las empresas a menudo tienen la libertad de crear sus propios productos y establecer precios de mercado, lo que aumenta sus niveles de productividad. En tiempos de problemas económicos, el gobierno puede dar una mano al implementar políticas y procedimientos para corregir y enderezar la economía. Estas economías también pueden fomentar la movilidad social y brindar oportunidades económicas para aquellos que carecen de los privilegios históricos. Sin embargo, las economías mixtas pueden invitar a un rígido control gubernamental, y los gobiernos pueden enfrentar desafíos para decidir cuándo y en qué medida intervenir. Por último, los críticos de las economías mixtas sostienen que los gobiernos no tienen derecho a interferir en los mercados, ya que están influenciados por factores políticos y políticos a corto plazo.