Las cinco etapas del desarrollo humano según la teoría psicosexual freudiana son: oral, anal, fálica, latencia y genital. Esta teoría controvertida fue propuesta por el psicoanalista Sigmund Freud para describir cómo se desarrolla la personalidad en relación con el descubrimiento de zonas erógenas a través de un conjunto de cinco etapas distintas desde la primera infancia hasta la adolescencia.
En la etapa oral, la boca es el principal centro de placer. La tendencia instintiva de los bebés pequeños a mamar durante esta etapa se describe como una manifestación de la necesidad de satisfacer este centro de placer. Freud argumentó que negar a los niños este instinto de succión fue lo que llevó al desarrollo de hábitos negativos como morderse las uñas y chuparse el dedo.
Durante la etapa anal, los niños pequeños comienzan a experimentar con una segunda zona erógena de la que se dan cuenta, el ano. Aprenden a controlar sus funciones corporales y encuentran placer en el alivio después de que se les niega la necesidad de usar el baño.
En la etapa fálica, Freud propuso que los niños en edad preescolar comenzaron a tomar conciencia de sus genitales. Durante esta etapa, los niños descubren las diferencias entre ellos mismos y el sexo opuesto, más comúnmente a través de sus respectivos padres y madres. Durante esta etapa, los conflictos de Edipo y Electra pueden formarse en niños y niñas respectivamente.
Después de estas primeras tres etapas, el niño entra en una etapa de latencia durante la cual los instintos sexuales disminuyen y la conciencia comienza a formarse.
La etapa final, genital implica el retorno de los impulsos sexuales, lo que lleva a un comportamiento social apropiado si las etapas iniciales fueron exitosas o el comportamiento sexual depravado si no lo fueron.