Aunque la culpa no necesariamente tiene síntomas, puede tener efectos secundarios. Estos incluyen una alteración de la autoimagen, susceptibilidad a las distracciones, desarrollo del hábito de dejar a los demás, hipersensibilidad a las críticas menores, y la paranoia.
En términos básicos, una persona puede sentirse culpable porque desea haber hecho o no haber hecho algo. Las personas culpables se sienten avergonzadas por actuar o no actuar. No hay un conjunto definido de síntomas que definan la culpa, pero hay muchas formas en que la culpa se manifiesta.
Mientras que la culpa y la vergüenza son dos emociones diferentes, ambas están relacionadas con el arrepentimiento que rodea algo que sucedió en el pasado. Como la persona no puede regresar al pasado y corregir su acción o inacción para eliminar la fuente del sentimiento de culpabilidad, las personas que se sienten culpables a menudo buscan alivio de fuentes externas. Esto podría crear un sentido deformado del yo que infla el ego para compensar el sentimiento de fracaso.
Una forma de culpa más complicada se conoce como "culpa de sobreviviente", que abarca más de lo que el nombre sugiere. Un ejemplo clásico de culpabilidad de sobreviviente es una persona que sobrevive a un accidente aéreo y se siente culpable de que él vivió y otros murieron. Este tipo de culpa también se manifiesta en formas más sutiles. Las personas que han logrado más éxito que sus compañeros o familiares pueden experimentar la culpa del sobreviviente, que a menudo se manifiesta en conductas autodestructivas que impiden que la persona culpable alcance el éxito.