Cuatro ejemplos de vida vegetal son musgos, helechos, coníferas y plantas con flores. Las principales diferencias están en cómo se reproducen. Las formas más antiguas de plantas requieren agua para germinar, mientras que las más nuevas pueden reproducirse en tierra firme.
Los musgos son briófitos. Son plantas terrestres pero tienen esporas en lugar de semillas. Como estas plantas no tienen sistema vascular, son pequeñas en tamaño y deben vivir en ambientes húmedos. Los musgos dependen del viento para distribuir las esporas a un lugar de crecimiento húmedo.
Los helechos son pteridofitas. Tienen sistemas vasculares que transportan agua y nutrientes a través de las plantas y crecen considerablemente más alto que los musgos. Los helechos también usan esporas para reproducirse, que generalmente se encuentran en la parte inferior de las hojas maduras o frondas.
Las coníferas son gimnospermas e incluyen árboles grandes, como las secoyas y los abetos de Douglas. Las coníferas producen polen, que es recogido por el viento y en los conos femeninos. Cuando se polinizan, los conos producen semillas, que podrían ser distribuidas por el viento o por depredación animal.
Las angiospermas, o plantas con flores, son las formas más recientes de evolución de las plantas. Las flores atraen insectos y aves con sus colores brillantes y aromas dulces. Esto hace que la polinización sea más efectiva porque estas criaturas se moverán de flor en flor recogiendo y distribuyendo polen.
La flor polinizada produce semillas dentro de un ovario, que se convierte en una fruta. Los forrajeros comen la fruta y depositan las semillas en otro lugar. Las semillas también pueden dispersarse pegándose al pelaje de los animales y luego dejándolas caer, o por el viento.
