Ejemplos comunes de sólidos son madera, arena, hielo, ladrillos y acero. Ejemplos de líquidos incluyen agua, sangre, vino, café y alcohol. Algunos gases comunes son hidrógeno, helio, propano, vapor de agua y nitrógeno gaseoso.
Dependiendo de la temperatura y la presión, las sustancias pueden pasar de una fase a otra. El nitrógeno, por ejemplo, existe con mayor frecuencia como gas, pero pasa a un líquido transparente e incoloro a temperaturas extremadamente frías.
La disposición y el comportamiento de las partículas en una sustancia difieren según se encuentre en su estado sólido, líquido o gaseoso. En materia sólida, las partículas se empaquetan muy juntas en un patrón regular y no se mueven de una posición a otra, aunque sí vibran en su lugar. Esta disposición le da a los sólidos un carácter rígido por el cual no se comprimen fácilmente y retienen una forma y volumen fijos.
Las partículas también están dispuestas muy juntas en líquidos, pero no tienen un patrón regular y son libres de deslizarse unas sobre otras. Como resultado, los líquidos fluyen fácilmente y toman la forma del contenedor que ocupan.
Las partículas en una sustancia gaseosa están separadas por una gran cantidad de espacio vacío entre ellas. Esto hace que los gases no tengan un volumen definido ni una forma definida, por lo que toman la forma y el volumen de sus contenedores. El espacio vacío entre las partículas hace que los gases sean fáciles de comprimir.