El apodo de un niño puede ser una versión más corta de su nombre completo, como "Sly" para Sylvester. También puede decir algo sobre sus intereses. Por ejemplo, puede llamarse a sí mismo "Slugger" porque le gusta jugar béisbol.
El mejor apodo para un niño es aquel que refleja su personalidad o un evento memorable en su vida. Por ejemplo, si un niño ha ganado muchos juegos a lo largo de su vida, su familia y amigos a menudo lo llaman "Campeón" para reflejar eso. Algunos tipos tienen apodos basados en su físico, como "Oso" o "Hércules". Además, no es raro que la gente agregue la palabra "the" antes de un apodo para un énfasis dramático, como en "The Bear" o "The Beast".