La etapa de operaciones concretas es el tercero de los cuatro niveles de desarrollo cognitivo de los niños, según el psicólogo suizo Jean Piaget. Durante esta etapa, los niños se están volviendo más lógicos, pero tienen dificultades para lidiar con conceptos abstractos e hipotéticos. Esta etapa tiene una duración de aproximadamente 7 a 11 años, cuando comienza la etapa de operaciones formales.
Piaget creía que, antes de la etapa de operaciones concretas, los bebés y los niños pequeños aprenden sobre su entorno durante la etapa sensoriomotora. A esto le sigue la etapa preoperacional, que se caracteriza por el desarrollo del lenguaje, el uso creciente de los símbolos y el egocentrismo. La etapa de operaciones concretas se construye a partir de entendimientos anteriores. Esto permite que los niños comiencen a usar sus experiencias pasadas para hacer generalizaciones. Sin embargo, en este punto, los niños no son capaces de predecir resultados específicos basados en generalizaciones.
La reversibilidad se adquiere durante esta etapa, cuando los niños aprenden que los pasos avanzan y retroceden. Por ejemplo, los niños a esta edad pueden ver que, mientras la suma pone números juntos, la resta se usa para separar esos mismos números. Los niños son capaces de ver múltiples partes de un problema simultáneamente.
Durante la etapa de operaciones concretas, los niños se vuelven menos egocéntricos, reconociendo que otros tienen diferentes perspectivas, conocimientos y creencias. Sin embargo, los niños todavía no son capaces de identificar la naturaleza de los pensamientos de los demás. La comprensión de los niños del mundo físico también aumenta. Aprenden que algunas variaciones físicas, como diferentes contenedores, no cambian la naturaleza de las sustancias. Además, los niños se familiarizan con las relaciones entre la distancia, el tiempo y la velocidad.