Un buen padre es reflexivo, acepta, se preocupa, agradece, desinteresado, apoya, es leal y protector. Entiende que a veces sus hijos necesitan que él participe activamente, mientras que otras veces lo necesitan Retrocedan y dejen que aprendan por ellos mismos.
Se ha dicho que cualquiera puede ser padre, pero se necesita un verdadero hombre para ser padre. Un buen padre se interesa activamente en la vida de sus hijos. Sus hijos deben entender que él siempre está ahí para ayudarlos, pero un padre también debe poder proporcionarles estructuras y reglas que sus hijos deben cumplir.
Un buen padre no castiga por ira ni dice palabras desagradables. Él disciplina cuando siente que sus hijos necesitan algún tipo de acción correctiva. Después de disciplinar a sus hijos, muestra amor y preocupación por ellos. Le dice a sus hijos que los ama a través de sus palabras y sus acciones.
Un buen padre también ayuda a sus hijos a valorar las cosas que tienen. Él les enseña la necesidad de trabajar y los ayuda a comprender el sentido de autoestima que sienten cuando hacen un buen trabajo. A pesar de que sabe que sus hijos no son exactamente como él, un buen padre se basa en puntos en común y luego deja que sus hijos crezcan en las personas que quieren ser.