Los expertos sugieren que un rango de temperatura entre 65 y 74 grados Fahrenheit es mejor para la habitación de un niño, y puede ayudar a los niños y bebés a dormir mejor por la noche. Los padres pueden colocar un termómetro en la habitación del niño para ayudar a mantener un rango de temperatura adecuado.
La temperatura ideal de la habitación para los niños es generalmente cualquier temperatura que haga que el niño se sienta cómodo. La forma más fácil de saber si un niño se siente cómodo con la temperatura es sentir su pecho. Si el niño está demasiado caliente, su pecho puede sentirse sudoroso o pegajoso, y su piel puede aparecer moteada. Del mismo modo, si la piel del niño se siente fría al tacto, la temperatura de la habitación debe elevarse.
