La filosofía de Jean-Jacques Rousseau abarcó una serie de teorías relacionadas con la filosofía política y la psicología moral, particularmente en lo que respecta a la libertad humana. Su filosofía idealizaba a los humanos en un estado de naturaleza no corrompido por la sociedad y con completa libertad física. Reconociendo que un regreso al estado natural es imposible en la sociedad moderna, Rousseau realizó exploraciones filosóficas para identificar formas de ser lo más libre posible dentro de las restricciones dadas.
Bajo el idealizado contrato social de Rousseau, los humanos libres e iguales intercambian sus derechos individuales por derechos civiles. Acuerdan voluntariamente unirse y, mediante un consentimiento unánime a su autoridad, crean una sociedad civil, un nuevo cuerpo soberano dedicado a la voluntad general que actúa en beneficio del bien de todos.
Los humanos se alienaron de su estado natural a través de la dependencia, las desigualdades económicas y sociales y el grado en que las personas se juzgan a sí mismas a través de comparaciones con otros.
En la filosofía política de Rousseau, la desigualdad no es natural y en gran medida es un producto de necesidades artificiales. Para Rousseau, el advenimiento de la propiedad privada fue un punto de inflexión fundamental en el declive de un estado de naturaleza, y creía que todos los humanos poseían una bondad natural, pero estaban corrompidos por la sociedad.
Abogó por una forma de educación que enfatiza el desarrollo de las capacidades naturales de los niños.