Según Scitable by Nature Education, la fotosíntesis captura la energía solar. Luego la transforma en glucosa, una forma estable de energía química capaz de durar varios cientos de años.
Las células fotosintéticas transforman la energía solar en energía química a través de un proceso de dos pasos. Las plantas verdes, las cianobacterias y el fitoplancton contienen células fotosintéticas que usan pigmentos especiales para absorber la energía de la luz del sol. Cada tipo de pigmento absorbe ciertos colores claros y refleja otros. El pigmento más importante, llamado clorofila, absorbe la luz azul y roja y refleja la luz verde, lo que explica por qué las plantas parecen verdes. Durante esta reacción dependiente de la luz, estos pigmentos absorben selectivamente la luz y luego transfieren la energía a través de una cadena de electrones.
La segunda parte del proceso es una reacción independiente de la luz o "oscura" que almacena la energía solar absorbida por los pigmentos. Las células utilizan adenosina trifosfato (ATP) y NADPH para almacenar energía. El ATP y el dióxido de carbono se combinan para formar glucosa, que sirve como combustible para la planta u organismo.
Gran parte del oxígeno que los humanos y los animales respiran se forma durante el proceso de la fotosíntesis, lo que lo hace vital para la existencia continua de la vida en la Tierra. La fotosíntesis también juega un papel importante en la conducción del ciclo global del carbono, un proceso que afecta los niveles de humedad y las temperaturas globales.