La conductividad térmica del latón es de 109 vatios por metro kelvin a 25 grados centígrados. En general, esta medida señala la capacidad de un material para conducir el calor a través de él. Metales como el aluminio y el tungsteno y aleaciones como el latón y el bronce son relativamente térmicamente conductores.
El diamante, al ser un material puro, tiene una conductividad térmica extremadamente alta de aproximadamente 1000 vatios por metro kelvin. En contraste, la mayoría de los líquidos y gases, así como muchos sólidos, no son tan térmicamente conductores como el latón. Por ejemplo, el aire atmosférico, que está compuesto por nitrógeno gaseoso, oxígeno, dióxido de carbono y otros elementos traza, tiene una conductividad térmica de 0.024 vatios por metro kelvin.
