Los primeros disquetes de 8 pulgadas creados en la década de 1970 tenían una capacidad de 80 kilobytes. En 1986, IBM mejoró su diseño, dando como resultado el disquete de 3,5 pulgadas, que tenía una capacidad máxima de 1,44 megabytes.
El disquete se desarrolló por primera vez para reemplazar el uso de tarjetas perforadas, que durante la década de 1960 era la única forma de obtener información y software en una computadora. A David L. Noble se le asignó la tarea de reemplazarlos y desarrolló un disco flexible, recubierto con material magnético que podía contener los datos de 3,000 tarjetas perforadas. Estos disquetes se ensuciaron fácilmente, por lo que Herb Thompson y Ralph Flores desarrollaron un sobre especial que protegería el polvo y los mantendría limpios