El peligro de que una persona diagnostique sus síntomas es que podría estar completamente equivocado acerca de ellos, según Psychology Today. Una persona puede observar sus síntomas y concluir que tiene una enfermedad o afección cuando realmente tiene otra cosa. Esto puede llevar a la persona a hacer poco por una enfermedad que puede ser potencialmente mortal o reaccionar exageradamente a una condición que es benigna o inexistente.
Por ejemplo, las personas diagnostican mal los síntomas psicológicos de los síntomas físicos y viceversa, de acuerdo con Psychology Today. Una persona que sufre ataques de pánico puede asumir que simplemente sufre de ataques de pánico. La verdad puede ser que tiene una afección cardíaca que causa taquicardia o un latido cardíaco irregular o un problema de tiroides con síntomas de ansiedad.
Una persona que consulta a un médico después de un autodiagnóstico incorrecto corre el riesgo de dificultar la relación médico-paciente, dice Psychology Today. El paciente puede insistir en que el médico trate una enfermedad que no tiene o que se resiste a lo que podría ser un tratamiento que salve la vida para una enfermedad que sí tiene pero que no quiere reconocer. Además, si la persona desconfía de su médico porque está convencido de su autodiagnóstico, puede negarse a obtener una segunda opinión de otro médico.