Los huesos consisten en dos tipos de tejido: hueso compacto y hueso esponjoso o esponjoso. Según las notas de clase del Colegio St. Petersburg, el hueso compacto es el tejido denso y liso en la parte externa del hueso. El hueso esponjoso es un tejido poroso que se encuentra en el interior del hueso.
De acuerdo con las notas de clase de la Universidad Estatal de Pennsylvania, aunque el hueso compacto parece sólido, en realidad consiste en anillos concéntricos muy compactos. Los vasos sanguíneos fluyen a través del canal central. Otros espacios dentro del hueso compacto, llamados lagunas, contienen osteocitos, un tipo de célula que ayuda en la remodelación ósea. El tejido óseo compacto proporciona la resistencia y la estructura necesarias para evitar que los huesos se rompan, afirma el Colegio St. Petersburg.
A diferencia de la densa estructura del hueso compacto, el hueso esponjoso contiene espacios en toda su estructura. Según la Universidad Estatal de Pennsylvania, estos espacios contienen médula ósea que produce glóbulos rojos para el cuerpo. El hueso esponjoso ayuda a fortalecer y apoyar el hueso compacto. Los modelos de capacitación de SEER del Instituto Nacional del Cáncer indican que cuando se coloca el estrés en el hueso, las estructuras que forman el tejido esponjoso pueden realinearse para brindar apoyo.
Juntos, estos tejidos forman los huesos que proporcionan estructura y soporte al cuerpo, permiten que los músculos se adhieran y se muevan y protegen los órganos vitales y el sistema nervioso del cuerpo, según las notas de clase de Augusta Technical College.