Los tiburones se defienden utilizando sus habilidades naturales, incluida su inteligencia, sus sentidos y su fuerza. Otra capacidad de defensa efectiva es su velocidad, ya que los tiburones nadan rápido.
Incluso los tiburones, a menudo considerados como las criaturas marinas más feroces, tienen que defenderse en ocasiones. Por ejemplo, los tiburones más pequeños pueden necesitar superar a los tiburones más grandes, mientras que los tiburones más grandes, incluido el gran blanco, a menudo deben ser más astutos que los humanos, su principal depredador.
Los tiburones tienen un alto nivel de inteligencia, lo que les permite defenderse contra los depredadores. Un ejemplo es la capacidad de algunos tiburones para hundirse en el fondo del océano en un intento de camuflarse. Además, los tiburones han aumentado los sentidos y utilizan su poderosa visión, olfato y oído para vigilar cualquier amenaza cercana.
Los tiburones usan su gran velocidad para su ventaja. Estos animales nadan rápidamente, y en algunos casos alcanzan velocidades superiores a más de 35 millas por hora.
El gran tiburón blanco tiene visión y audición ajustadas, las cuales actúan como mecanismos de defensa en situaciones potencialmente peligrosas. La retina de los ojos del gran blanco contiene dos áreas distintas, una para ver durante el día y otra para la visión nocturna, incluida la luz tenue y la iluminación nocturna. Cuando se siente amenazado, este tiburón pone los ojos en blanco en sus cuencas oculares.