Convertirse en vampiro implica sufrir la mordedura de un vampiro y renacer como no-muertos. Las raíces de los vampiros se encuentran en la literatura clásica, con su primera introducción a la poesía en el siglo XVIII y en “The Vampyre” de Polidori en 1819. Una vez mordida, la víctima se convierte en un vampiro y vive eternamente.
Los vampiros se alimentan de la sangre de sus víctimas, algunas de las cuales eligen convertirse en otros vampiros y otras que simplemente matan. En los tiempos modernos, algunos miembros de las subculturas góticas se someten a rituales de sangrado o incluso se colocan implantes dentales para parecer vampiros. Sin embargo, dado que consumir sangre humana rica en hierro puede causar una sobredosis de hierro, la práctica de consumir sangre humana puede ser perjudicial para la salud.
