Varias adaptaciones permiten que el león se adapte a su entorno, incluida la piel del vientre suelto, una melena gruesa, hombros pesados y extremidades delanteras y ojos que se colocan en la parte frontal de su cabeza. Otras adaptaciones que permiten que el león prospere en su entorno incluyen las patas delanteras con garras retráctiles, una lengua áspera y un color de pelaje arenoso.
Los leones tienen la piel del vientre suelto como una adaptación especial que los protege durante el combate. La piel suelta del vientre les permite ser pateados por sus presas sin llegar a ser tan gravemente heridos. Sus gruesas melenas también las hacen lucir más feroces mientras trabajan para proteger sus gargantas del ataque. Las garras del león también son retráctiles, por lo que puede usarlas para sostener y agarrar presas y defenderse durante un ataque. Su lengua áspera ayuda a pelar la carne del hueso al comer.
Los hombros musculosos y las extremidades anteriores del león le dan fuerza para capturar presas, mientras que el diseño de los ojos del león en los lados de su cabeza le permite juzgar mejor la profundidad y la distancia cuando acecha a la presa. El color arenoso del león proporciona camuflaje cuando necesita esconderse en la vegetación de los depredadores.