Los compuestos orgánicos recibieron este nombre debido a su asociación con organismos vivos. La materia viva está compuesta predominantemente de compuestos que consisten principalmente de carbono e hidrógeno.
Casi todos los compuestos que consisten principalmente en carbono pueden considerarse orgánicos, con la excepción de los carburos, carbonatos, óxidos y cianuros, que se excluyen por razones históricas.
Los compuestos clasificados como orgánicos pueden subdividirse en clases específicas según sus estructuras y grupos laterales. Por ejemplo, los compuestos alifáticos son generalmente moléculas de cadena lineal que consisten únicamente en hidrógeno y carbono. Los compuestos aromáticos también están compuestos de hidrógeno y carbono, pero están en una disposición en forma de anillo. Los compuestos orgánicos simples, como el etileno, se pueden hacer para unirse en cadenas muy largas para dar polímeros, como el polietileno. Los compuestos orgánicos también pueden clasificarse en variantes naturales y sintéticas, en función de sus orígenes.
Los orgánicos naturales son compuestos que son sintetizados por plantas o animales. Los ejemplos incluyen azúcares simples, celulosa y vitaminas como B-12. Los compuestos sintéticos no ocurren naturalmente y se preparan haciendo reaccionar compuestos en un ambiente controlado. El estudio de los compuestos orgánicos, llamado química orgánica, es una de las subdisciplinas más ramificadas de esta ciencia. Los avances en la química orgánica han hecho posible utilizar organismos vivos para producir en masa compuestos orgánicos naturales como el etanol y la insulina.