La diversidad cultural ha afectado a la sociedad de muchas maneras a lo largo de la historia. En las últimas décadas, el aumento de las posibilidades de comunicación y viaje hizo que la transferencia de personas y, por extensión, su cultura, se generalizara. Según A Richer Life, una campaña de concientización pública de la National Fair Housing Alliance, la diversidad cultural crea mejores comunidades con más tolerancia a las diferencias y una mayor capacidad para resolver problemas con otros.
La diversidad cultural ayuda a estimular la economía al proporcionar nuevos empleos e industrias. La globalización ha llevado a una mayor facilidad de viaje, haciendo posible que las industrias crezcan fuera de sus propias naciones. Las nuevas industrias crean empleos. En las escuelas, la diversidad cultural mejora la calidad de la educación de un niño. Los estudios muestran que los niños que están expuestos a una comunidad más diversa son más creativos y tolerantes de las diferencias. Estos estudiantes aprenden a resolver conflictos más fácilmente.
Algunos investigadores han encontrado consecuencias negativas de la diversidad cultural. El Boston Globe informa que una mayor diversidad cultural crea un efecto homogeneizador, borrando así las diferencias culturales y las características únicas de ciertos tipos de personas. Sin embargo, los disidentes argumentan que la homogeneización cultural crea individuos más únicos que no están sujetos a las convenciones culturales y que pueden explorar libremente sus personalidades. En general, la mayoría de las investigaciones revelan que la diversidad cultural es exitosa al enseñar a las personas a ser más respetuosas y tolerantes con las diferencias.