El mercantilismo, o sistema mercantil, es un sistema político económico por el cual los países restringen las importaciones y fomentan las exportaciones. La justificación es equilibrar el comercio exterior de tal manera que aumente los ingresos sin afectar negativamente al empleo doméstico.
El sistema mercantil fue el estándar entre las naciones de Europa occidental entre los siglos XVI y XVIII.
Uno de sus principales objetivos era colonizar países más allá de los centros de poder de Europa. Esto fue importante como un medio para ampliar el alcance del comercio y para instituir sistemas monetarios estandarizados basados en oro y plata.
El mercantilismo dio lugar a muchos conflictos militares violentos en relación con el territorio. El objetivo de cada nación se había convertido en la financiación de un ejército superior, tanto para la defensa como para la expansión colonial.
Para los países de Europa occidental, y especialmente para Gran Bretaña, el período mercantilista fue de gran crecimiento económico.
Aun así, Adam Smith argumentó en "La riqueza de las naciones" que el mercantilismo descuidaba el bienestar de la población en general, mientras que canalizaba los beneficios hacia las clases políticas y comerciales. Su argumento fue a favor de los mercados libres.
Inglaterra aceptó gradualmente la observación de Smith, aboliendo todas las regulaciones y aranceles mercantiles para 1860. Como resultado, Gran Bretaña se convirtió en la economía más fuerte de Europa, apoyada por la extensa agricultura de las colonias americanas.