Las ciudades en los Estados Unidos crecieron en aproximadamente 15 millones de personas entre 1880 y 1900, lo que provocó cambios radicales en la vida de la ciudad, incluidos el ruido, el tráfico, los barrios marginales, la contaminación del aire y los problemas de saneamiento. Esta explosión en la población fue en gran parte el resultado de la expansión industrial.
El aspecto de las ciudades también cambió, con los sistemas de transporte público, como los carros, el metro y los teleféricos, y la construcción de rascacielos. Además, se introdujeron suburbios en las áreas alrededor de los centros urbanos para albergar a las nuevas poblaciones de personas que viajan diariamente. Las personas que viven dentro de las ciudades generalmente vivían en apartamentos y viviendas, y algunas áreas se convirtieron en enclaves muy unidos para las poblaciones inmigrantes.
Los inmigrantes chinos eran un lugar común en San Francisco, lo que los había atraído con la promesa de fortunas de oro. La mayoría eran hombres solteros que deseaban regresar a casa después de hacer fortuna.
El nuevo tipo de inmigrantes, que antes solían ser británicos y europeos, contribuía a mejorar la diversidad étnica en las ciudades estadounidenses, provenientes de partes del sur y este de Europa, incluyendo Italia, Eslovenia, Croacia, Eslovaquia, Polonia, Hungría, Rumania, Rusia y grecia En ciudades grandes, como Nueva York y Chicago, las áreas en las que se asentaron estos grupos llegaron a conocerse con nombres nuevos, como "Little Italy", "Little Hungary", etc.