Los descomponedores ayudan al medio ambiente al descomponer las moléculas orgánicas grandes en formas que otros organismos pueden usar, liberándolas en el suelo, el agua y el aire. Pueden obtener energía de compuestos orgánicos que otras especies no pueden. Sin los descomponedores, muchos de estos compuestos permanecerían inutilizables e incluso obstruirían la vida nueva.
Los organismos primarios que desempeñan el papel de descomposición son los hongos y las bacterias. Los hongos son particularmente prominentes en los bosques, aunque sobreviven en una gran variedad de hábitats, incluida la tundra. Sin embargo, el ambiente del bosque es particularmente acogedor para los hongos, ya que el suelo del bosque es oscuro y húmedo y recoge los restos de muchas plantas y animales muertos.
Los hongos son cruciales para que los ecosistemas vivientes continúen, particularmente porque algunos elementos, que no son abundantes, son necesarios para muchos organismos. El fósforo y el nitrógeno utilizable son relativamente raros y se consumen y se unen en los tejidos de las plantas. Para que crezcan nuevas plantas, estos nutrientes deben estar disponibles. Los hongos pueden hacer esto debido a su método de obtención de nutrientes. Los hongos digieren los alimentos con enzimas antes de ingerirlos. Debido a que la materia orgánica muerta se descompone fuera de los hongos, parte de ella permanece disponible para que otros organismos la utilicen.