Las tortugas marinas pueden nadar a velocidades de hasta 15 millas por hora. Sin embargo, se sabe que nadan aún más rápido en ráfagas cortas o cuando intentan esquivar a un depredador.
A diferencia de otros tipos de tortugas, el caparazón de las tortugas marinas es pequeño, plano y bastante ligero, lo que permite al animal cortar el agua rápidamente. Sus fuertes patas delanteras tienen forma de paletas, lo que también les ayuda a nadar rápidamente. Dado que una tortuga marina no puede retraer su cabeza y patas en su caparazón, nadar rápidamente es esencial para su supervivencia. Aunque son rápidas en el agua, las tortugas marinas viajan muy lentamente en tierra.