Los síntomas potenciales de las neoplasias de células plasmáticas incluyen fatiga, dolor óseo, debilidad y fiebre, dice el Instituto Nacional del Cáncer. En algunos casos también se presentan huesos frágiles y fáciles de romper.
Una neoplasia de células plasmáticas es una enfermedad que hace que el cuerpo humano produzca demasiadas células plasmáticas, informa el Instituto Nacional del Cáncer. De naturaleza cancerosa, las neoplasias malignas pueden desencadenar casos de una enfermedad peligrosa llamada hipercalcemia. Esta grave enfermedad se asocia con pérdida de apetito, pensamientos confusos, náuseas y estreñimiento. La dificultad para respirar también es sintomática de neoplasias malignas y cancerosas.
Las neoplasias de células plasmáticas pueden hacer que las células plasmáticas produzcan el anticuerpo de la proteína M, una falla que conduce a una sangre anormalmente espesa, explica el NCI. Estos anticuerpos anormales también pueden dañar los riñones. La mayoría de las neoplasias de células plasmáticas cancerosas se clasifican como plasmacitoma o mieloma múltiple. El mieloma múltiple ocurre cuando las células plasmáticas producidas anormalmente se acumulan dentro de los huesos y crean tumores en todo el cuerpo. Además de dañar los huesos, el mieloma múltiple interrumpe la producción normal de glóbulos rojos.
Las neoplasias de células plasmáticas son más comunes en personas de mediana edad y en adultos mayores, con un riesgo mayor para los hombres que para las mujeres, señala el NCI. Los médicos suelen usar pruebas de sangre y orina para diagnosticar las neoplasias de células plasmáticas. En algunos casos, los médicos pueden realizar biopsias de médula ósea, que implican extraer y analizar pequeños fragmentos de hueso.