Un dragón japonés simboliza la riqueza y el poder. En la mitología japonesa, el dragón representa una guardia de una de las direcciones cósmicas.
El dragón se asoció con la dirección este y se usó como un símbolo de la temporada de primavera. Los dragones fueron pintados en tumbas y otras estructuras, ya que las primeras culturas creían firmemente que ayudaban a alejar a los espíritus malignos. En la tradición japonesa, el dragón se considera la contraparte del Fénix, que es un ave roja asociada al sur. Cuando se colocan juntas, las dos criaturas presentan conflicto y felicidad conyugal. El dragón es la contraparte masculina, mientras que el Fénix representa a la hembra.