Si un gato tiene orejas calientes, puede indicar fiebre. Las orejas, junto con las almohadillas de los pies, ayudan a regular la temperatura del animal.
Si el gato ha estado tendido al sol u otro punto muy cálido, también puede hacer que los oídos se calienten. Para determinar si el calor es el resultado de una fiebre, busque otros síntomas, incluyendo una nariz seca y cálida. La temperatura del gato también se puede verificar usando un termómetro. Si el gato tiene fiebre u otros signos de enfermedad, es mejor consultar a un veterinario para obtener el diagnóstico correcto.