Para un geólogo, la identificación de un mineral desconocido comienza simplemente con mirarlo. La apariencia de un mineral revela mucho sobre su textura, composición e historia. Los minerales se pueden clasificar de acuerdo a su brillo. Se pueden clasificar como metálicos, vítreos o sin brillo, con ciertas clasificaciones intermedias, como cerosa o adamantina.
Otra pista que se puede encontrar con un examen visual proviene del color del mineral. Lazurite, por ejemplo, tiende a ser azul, mientras que la pirita es típicamente amarillenta. Algunos minerales tienen un color característico, como el cuarzo, que generalmente es blanco o claro, pero también puede tener muchos otros colores.
Otra prueba que realizan los microbiólogos es comprobar la dureza de la muestra. La dureza se mide en la escala de Mohs de 10 puntos. En esta escala, una uña es un 2, una moneda es un 3 y un cuchillo de metal o un clavo de hierro tiende a puntuar 5,5. Las sustancias más duras, aquellas con calificaciones más altas, pueden rayar elementos más suaves.
Otra prueba que está disponible para los científicos es una evaluación magnética. Algunos minerales son magnéticos, y el campo que generan puede ser detectado por un poderoso imán que se mantiene cerca de la muestra. También es posible detectar la presencia de un campo magnético simplemente sosteniendo la muestra cerca de una brújula.