Los pinos requieren al menos algo de luz solar, riego regular y nutrientes esenciales para sobrevivir. Los árboles crecen en un suelo húmedo y bien drenado que es ligeramente ácido. Los pinos son resistentes y crecen fuertes con el mínimo cuidado.
La fertilización ayuda a que los pinos toleren el estrés y eviten las enfermedades. Se recomienda fertilizar una vez al año durante los primeros cinco años de crecimiento, ya sea en primavera u otoño.
La poda tardía de primavera promueve el follaje espeso y saludable. La eliminación de ramas muertas y rotas previene enfermedades y caries. Puede ser necesario eliminar las ramas vivas para garantizar la abundante luz solar y la circulación de aire dentro de la cubierta. La poda regular ayuda a mantener una forma natural de pirámide mientras reduce la posibilidad de defectos específicos, problemas estructurales y crecimiento excesivo. No se recomienda la poda en el verano, ya que hacerlo potencialmente atrae infestaciones de insectos que amenazan la vida.
Usar mantillo de pino o mantillo de agujas de pino y mantener una capa de mantillo de 4 a 5 pulgadas en la base de los pinos garantiza niveles de humedad más favorables y temperaturas estables.
Los pinos establecidos solo necesitan riego adicional en casos de sequía prolongada y durante el otoño para ayudar a los árboles a almacenar agua durante el invierno. El suelo húmedo para los árboles recién plantados debe proveerse con riego regular hasta que aparezca un nuevo crecimiento.