El Tratado Antártico, firmado en 1959 por 12 países, impide la minería en la Antártida. A partir de 2014, 49 países se han unido a este pacto. El tratado también protege al continente de la eliminación de desechos nucleares y pruebas de armas nucleares, pero fomenta la investigación científica.
La Antártida es probablemente rica en recursos naturales, incluyendo carbón, petróleo, mineral de hierro y metales preciosos. Sin embargo, las temperaturas extremas mantienen la tierra cubierta por una capa gruesa de hielo y dificultan a los humanos vivir en el área. Los costos económicos de la minería en el área ayudan a reducir el deseo de muchos países de romper el tratado. Una disposición en el tratado actual permite la revisión de la política minera después de 2048.