En la obra "Macbeth", el personaje del título teme a su antiguo amigo Banquo debido a la segunda parte de la profecía de las brujas, afirmando que son los herederos de Banquito, no los de Macbeth, quienes están destinados a quedarse con los escoceses trono. Además, a Macbeth le preocupa Banquo porque Macbeth sabe que Banquo es un hombre de conciencia y buen carácter.
Macbeth no está dispuesto a aceptar que ha entregado su alma, que él llama su "joya eterna", a la condenación eterna para que la línea familiar de Banquo pueda disfrutar del poder por el cual mató a Macbeth. Las brujas hacen dos predicciones para Macbeth, ambas se hacen realidad. Después de que Macbeth se convierte en rey de Escocia, comienza a centrarse en la parte posterior de la profecía. La idea de que él ha asesinado a Duncan en beneficio de los hijos y nietos de Banquo lo enfurece. Macbeth se basa en la idea del "cetro estéril" que las brujas han puesto en sus manos. Con el apoyo de Lady Macbeth, él decide preservar el futuro del trono para su propia descendencia.
Aunque son amigos, la primera lealtad de Banquo es a Escocia, no a Macbeth. Banquo sospecha que Macbeth ha matado al rey Duncan y que si confirmara el papel de Macbeth en la muerte de Duncan, Banquo podría exponerlo, lo que podría hacer que los otros señores escoceses se volvieran contra él y buscaran justicia. Este pensamiento preocupa mucho a Macbeth. Ya que Banquo es el único que conoce la profecía, Macbeth reconoce que Banquo es una amenaza real para él, diciendo: "No hay nadie, pero a quien más temo". El miedo y los celos de Macbeth lo impulsan a asesinar a su antiguo mejor amigo.