Cualquier sustancia química que mata las bacterias o inhibe su crecimiento se conoce como antibacterial. El cloro químico es un agente antibacteriano eficaz que se usa en soluciones en productos de limpieza para el hogar, como la lejía.
El peróxido, el alcohol y los aldehídos también son efectivos para matar las bacterias. Estas sustancias se evaporan o se descomponen rápidamente y son conocidas como no productoras de residuos. En contraste, sustancias químicas como el triclosán, el cloruro de benzalconio y el triclocarban, que también son agentes antibacterianos, producen residuos duraderos que continúan actuando contra las bacterias. Estos productos químicos se utilizan comúnmente en jabones y productos para el cuidado de la piel. Los agentes que producen residuos en bajas concentraciones han producido bacterias resistentes a los medicamentos que los agentes antibacterianos no pueden controlar ni matar.