Un espolón óseo es un pedazo de hueso que surge de otro hueso, como el hueso del talón o las vértebras. Algunos espolones óseos son asintomáticos y no tienen que ser tratados. Otros espolones óseos, como los que se desarrollan en el síndrome de Haglund, son bastante dolorosos.
Estos espolones causan no solo dolor, sino también inflamación. Dado que muchos se desarrollan alrededor del área de una articulación, pueden dificultar el movimiento de la articulación.
Los espolones óseos suelen ser el resultado de una lesión o artritis. Son el intento del cuerpo para compensar la pérdida de cartílago. Se pueden tratar con analgésicos si no afectan los nervios o dificultan su movimiento.
Muchos espolones solo se descubren mediante una radiografía realizada para otra afección. En algunos casos, los espolones óseos causan dolor y pérdida de movimiento en la articulación afectada. Estos síntomas son más comunes en la rodilla, la columna vertebral, la cadera, el hombro y los dedos. Los espolones óseos en la rodilla pueden interrumpir la función de los huesos y los tendones, haciendo que sea doloroso extender y doblar la rodilla, afirma la Clínica Mayo. Los espolones ubicados en las vértebras estrechan el espacio que contiene la médula espinal. Estos pellizcan la médula espinal y pueden causar adormecimiento en los brazos y piernas. En la cadera, estos espolones pueden hacer que el movimiento sea doloroso y reducir el rango de movimiento. Los espolones del hueso del hombro pueden rozar el manguito rotador, causando hinchazón y desgarros en el manguito. Las espuelas óseas aparecen como bultos duros debajo de la piel de los dedos y hacen que las articulaciones parezcan nudosas. El tratamiento temprano puede prevenir el daño articular, de acuerdo con la Clínica Mayo.