La conciencia espacial es la forma en que los propios niños se sienten envueltos en el entorno que los rodea. Más que ser conscientes de otras personas y cosas, es la capacidad de comprender dónde están esas cosas en relación con uno mismo. La conciencia espacial es un aspecto de la percepción general.
Antes de que los niños puedan comenzar a comprender los conceptos de distancia, tiempo, velocidad o profundidad, primero deben aprender a comprender cómo otras cosas dentro del ámbito de su entorno afectan su capacidad para moverse o posicionarse de manera que sean menos perjudiciales para esas cosas a su alrededor. Esto puede implicar detalles aparentemente pequeños, como aprender a no pararse demasiado cerca de los demás o saber en qué punto patear para hacer contacto con una pelota o detalles más grandes, como comprender desde la derecha hacia arriba y hacia abajo. El desarrollo de una adecuada conciencia espacial implica comprender cómo se mueve el cuerpo humano y las funciones básicas de sus partes. Los bebés tienen poca conciencia espacial por esta razón, aunque se piensa que todos nacen con cierta cantidad de conciencia espacial innata. Esta es la razón por la que los bebés tienden a golpearse la cabeza con frecuencia o se caen de las superficies elevadas, como los sofás, si se dejan sin supervisión.