El escepticismo mitigado es un enfoque filosófico que intenta proporcionar un nivel de precaución en el razonamiento humano. El término fue popularizado por el filósofo del siglo XVIII David Hume en su ensayo "Una investigación sobre el entendimiento humano".
En su ensayo, Hume analiza el concepto de creencia humana. Comienza dividiendo los conceptos mentales en impresiones e ideas. Las impresiones son conexiones mentales que se basan en experiencias directas. Por ejemplo, si un individuo mira un pedazo de papel con el color azul en él, es probable que tenga una impresión del color azul. Una idea es una conexión mental que no surge directamente de una experiencia inmediata. Por ejemplo, volver a visitar una memoria de un océano azul es una idea.
Hume sostiene que, dado que los humanos no pueden observar las conexiones entre ideas, esas ideas son irracionales y no se puede confiar completamente en ellas. Un ejemplo es la creencia de que el sol saldrá mañana, basado en el hecho de que en el pasado el sol salió. Sin embargo, Hume sostiene que es imposible predecir un evento futuro basado en experiencias pasadas. El individuo puede esperar que el sol salga mañana, sin embargo, es incapaz de saber esto sin lugar a dudas. Sin embargo, Hume entiende que es extremadamente difícil vivir la vida en un estado constante de completo escepticismo. Por lo tanto, el escepticismo mitigado es la manera en que Hume permite que la naturaleza y la razón humanas coexistan.