En 2010, la India era uno de los mayores productores de trigo, arroz, pescado, huevos, cocos y caña de azúcar del mundo. En ese momento, la India también se encontraba entre los mayores productores de varios tipos de frutas y vegetales.
Las reformas económicas de 1991 contribuyeron en gran medida al crecimiento del sector agrícola de la India. Estas reformas también llevaron a un cambio en los patrones de consumo. El crecimiento en la clase media condujo a una menor demanda de cereales y una mayor producción de frutas, verduras y productos lácteos.
El cambio en los patrones de producción ha impactado la fuerza laboral agrícola de la India. Desde la década de 1960, el porcentaje de la fuerza laboral india empleada en la agricultura ha ido disminuyendo. Si bien el país ha visto mayores rendimientos como resultado de las innovaciones en biotecnología y procesamiento, ha pagado un precio ambiental por el aumento en el uso de fertilizantes y pesticidas.
Hay una gran diversidad en el sector agrícola de la India. Si bien el número de granjas desarrolladas que usan tecnología moderna está aumentando, las aldeas empobrecidas que cultivan con métodos anticuados todavía se encuentran en abundancia.
A partir de 2014, un mayor desarrollo en el riego es importante para el futuro de la producción de cultivos en la India. El acceso al riego disminuirá la dependencia india de los monzones, lo que llevará a niveles de producción más predecibles. También existe la necesidad de una producción eléctrica más confiable y de mejores carreteras para transportar productos agrícolas.