Los consumidores primarios se alimentan únicamente de plantas. Sus alimentos consisten en hojas, hierbas, hongos, arbustos en flor y otras plantas de cobertura. En la cadena alimenticia, las plantas son los productores que se alimentan de herbívoros. Ejemplos de consumidores primarios son vacas, cabras, antílopes, conejos, jirafas y cebras.
Los consumidores secundarios se alimentan de consumidores primarios (herbívoros). Se les conoce como carnívoros. Los ejemplos son leones, leopardos, guepardos, tigres, hienas, águilas y perros salvajes. Los omnívoros son animales que se alimentan de plantas y otros animales. Por esta razón, se clasifican en ambas categorías de consumidores: primario y secundario. Ejemplos de omnívoros son los humanos, cerdos, ardillas y perros domésticos. Los consumidores terciarios, por otro lado, son carnívoros que solo se alimentan de carne. Los ejemplos son halcones, tiburones y serpientes. Se hace referencia a las plantas como productoras porque, a diferencia de los animales, pueden hacer su propio alimento en el proceso llamado fotosíntesis.
En la cadena alimentaria, todos los consumidores necesitan energía para su sustento. Por ejemplo, los humanos necesitan nutrientes para que sus órganos funcionen de manera óptima. Cuando un organismo se alimenta de otro, la energía se pierde. Por lo tanto, debería haber más productores que los consumidores primarios. Del mismo modo, los consumidores primarios son más que los consumidores secundarios, mientras que los consumidores secundarios son más que los consumidores terciarios. Si los depredadores son más que su presa, carecerán de alimento en algún momento, afectando el equilibrio.