Los perros no deben consumir leche. Si lo hace, puede causar problemas digestivos, como dolores de estómago y diarrea en los perros, porque los perros no tienen altas cantidades de la enzima lactasa que descompone la lactosa de los productos lácteos. Aunque la leche puede causar problemas de digestión en los perros, no se considera tóxica.
No todos los productos lácteos son malos para los perros. Típicamente, la cantidad de lactosa en un producto determina qué tan bien un perro puede digerirlo. Por ejemplo, mientras que la leche contiene una cantidad sustancial de lactosa, otros productos lácteos, como el queso cheddar, contienen cantidades muy pequeñas de lactosa, lo que facilita la digestión de los perros.
