Al estudiar el pasado, los científicos pueden determinar mejor cómo han evolucionado las personas y los animales, cómo vivieron y cómo pueden seguir creciendo en las generaciones futuras. Estudiar el pasado permite a los científicos aprender cómo surgen problemas para encontrar una solución.
Los arqueólogos, antropólogos y paleontólogos son algunos de los científicos que estudian un área particular del pasado. Usan fósiles, observaciones científicas y otros medios para reconstruir cómo vivían las personas y los animales, cómo evolucionaron y cómo murieron para obtener una mejor comprensión de cómo sucedieron las cosas para hacer predicciones sobre el futuro.
Los científicos de hoy estudian cosas como los eventos climáticos pasados para descubrir cuáles serán los eventos climáticos futuros. Las civilizaciones pasadas se estudian para descubrir cómo las personas cazaban, hacían herramientas, desarrollaban vínculos sociales y cómo podían haber muerto, para ayudar a los humanos a evolucionar y evitar algunos de los mismos errores que cometían sus antepasados. Los cosmólogos y los arqueoastrónomos estudian eventos astronómicos pasados para que puedan aprender cómo se formó el universo y predecir cómo cambiará.
La información recopilada a través del estudio del pasado ayuda a calmar la sed que muchos humanos tienen de saber más. Esto permite a las personas entender por qué el mundo es como es hoy.