La Última Cena es importante para los cristianos porque describe cómo las personas deben servir a los demás, no servir a sí mismos o esperar que otros los sirvan. Durante la última cena, Jesús le dio a sus discípulos el pan como símbolo de su cuerpo y el vino como símbolo de su sangre. Ambos significan el sacrificio de Jesús en la cruz.
La Última Cena está destinada a recordar a las personas que Jesús hizo el sacrificio definitivo, su vida, para que otros puedan vivir. A cambio, no esperaba nada más que fe, y pidió que todos recordaran su sacrificio. El día después de la última cena, Jesús fue arrestado y crucificado en una cruz romana.