Según Cool Cosmos, con algunas excepciones, todos los insectos son de sangre fría. Un organismo de sangre fría no genera su propio calor interno (del cuerpo).
Los organismos de sangre fría, como los insectos, deben depender del calor del ambiente. Al utilizar el calor del entorno para sobrevivir, los alimentos que ingieren no se "desperdician" generando calor corporal, y se dirigen directamente hacia la construcción de su masa. Sin embargo, esta confianza también significa que a veces, en condiciones de clima frío, los insectos simplemente mueren, incapaces de generar su propio calor corporal.
Una excepción a la regla es la polilla halcón, que puede elevar la temperatura de su propio cuerpo mientras vuela porque sus enormes músculos en las alas generan enormes cantidades de calor corporal.