La cultura popular, o cultura pop, describe las creencias, actividades y bienes que se adaptan al público en general, mientras que las contraculturas son, por definición, diferentes o incluso opuestas a la corriente principal. Los tatuajes son un ejemplo de una contracultura que se está volviendo más comercial y común.
Las contraculturas involucran cosas que se desvían de las preferencias de la mayoría de la población, pero que los miembros de las contraculturas, a menudo jóvenes, pueden describir como "geniales". La subcultura hippie, por ejemplo, apareció cuando una minoría comenzó a rechazar la cultura dominante y comercializada por su propia música, moda y valores. Tanto la cultura popular como la contracultura se diferencian de la alta cultura, que se centra en actividades intelectuales y artísticas, así como en gustos educados, en lugar de entretenimiento y bienes mundanos.