El suelo se considera una mezcla, ya que es una composición en la que cada uno de los componentes conserva sus propias propiedades. Las mezclas no tienen una estructura o composición química fija, y cada uno de los átomos o moléculas puede ser separados físicamente entre sí, ya que no han sufrido un cambio químico.
Otros ejemplos de mezclas incluyen aire y agua de mar. El aire es una mezcla porque contiene numerosos gases diferentes que pueden separarse físicamente entre sí. Por otro lado, el gas oxígeno puro es un compuesto, ya que siempre consta de dos átomos de oxígeno que están unidos químicamente.