Las rocas lunares, recolectadas de la superficie del único satélite natural de la Tierra, están compuestas principalmente de oxígeno, silicio, magnesio, hierro, calcio y aluminio, en cantidades variables. Otros elementos traza también están presentes dependiendo de la región de la luna de la cual se recolectó la muestra.
La superficie lunar está compuesta por cuatro tipos de rocas ígneas: basalto, antracita, brecha y suelo lunar. El primer tipo, que se encuentra en las planicies de la luna conocida como María, es una roca volcánica oscura formada por flujos de lava rápidamente enfriados. La antracita, por el contrario, se encuentra en las regiones elevadas del satélite, hechas de flujos volcánicos de enfriamiento lento que se formaron en diferentes momentos del basalto. Los dos últimos tipos se forman a partir de material compactado y en shock causado por impactos de meteoros.