La tasa de crecimiento de los robles varía según la especie. Los robles se pueden clasificar como árboles deciduos o de hoja perenne y crecen a pasos muy lentos o bastante rápidos. Algunos robles tardan casi un siglo en alcanzar su altura máxima, mientras que otros maduran en la mitad de ese tiempo.
Los robles, independientemente de la especie, necesitan condiciones de crecimiento óptimas y un cuidado adecuado para alcanzar su altura máxima si se cultivan en cautiverio. Los robles prefieren los lugares soleados, aunque a la mayoría también les va bien con sombra parcial. Crecen mejor en suelos ácidos que están bien drenados: los robles son vulnerables al exceso de riego porque tienen raíces delgadas que son propensas a las enfermedades y se pudren cuando se exponen al exceso de humedad. Entre los robles de crecimiento más lento se encuentra el roble blanco. Los robles blancos son especies de hoja caduca que pueden alcanzar alturas de 100 pies y tardan mucho tiempo en madurar. Los robles blancos producen un nuevo crecimiento de 10 a 15 pies en un lapso de 10 a 12 años y, a pesar de crecer lentamente, disfrutan de una larga vida de más de 100 años. Los robles rojos del sur, por otro lado, crecen a tasas de moderadas a rápidas, alcanzando alturas completas de 70 a 80 pies durante un período de 20 años.