Benjamin Franklin inventó el pararrayos en 1749 mientras realizaba experimentos con electricidad. Desde el invento de Franklin, los pararrayos se han montado en edificios elevados y otras estructuras altas para evitar daños por incendio y electrocución.
Se han encontrado pararrayos en edificios antiguos en Sri Lanka que se remontan a aproximadamente 400 aC. Sin embargo, Benjamin Franklin fue el primero en probar la hipótesis que dibujó una correlación entre la electricidad y los rayos.
Un pararrayos es un objeto de metal que se utiliza para conducir los rayos al suelo. El proceso de interceptación de rayos evita que la corriente pase a través de la estructura y potencialmente provoque un incendio. El pararrayos a veces se denomina "atrayente de rayos" o "bastón de Franklin".