Tres métodos de conservación del suelo incluyen la prevención de la erosión del suelo, la reducción de la labranza y el pastoreo rotativo para evitar el sobrepastoreo. La conservación del suelo y la conservación del agua se logran simultáneamente y van de la mano.
La erosión del suelo es un tema importante que se debe tener en cuenta al mantener un suelo sano, ya sea para prácticas agrícolas o para mantener el ganado. La escorrentía del viento y el agua puede causar la erosión del suelo y, por lo tanto, es importante garantizar que la vida de los pastos y las plantas sea abundante y no se produzca degradación física o química.
La labranza puede afectar negativamente al suelo cuando los cultivos no se rotan correctamente o cuando los nutrientes no se liberan de nuevo en el suelo, lo que hace que el suelo se compacte. Al rotar los ciclos de los cultivos y reciclar los nutrientes nuevamente en el suelo, la labranza se puede retrasar o evitar.
El pastoreo rotacional también puede prevenir la erosión del suelo al eliminar o disminuir el riesgo de sobre pastoreo en un área. También puede ayudar el acceso del ganado a pastos abiertos.
Otros factores importantes a considerar son la conservación del agua y las técnicas de riego adecuadas. Esto puede incluir acolchado, programación de riego, monitoreo de nutrientes y manejo de nutrientes. La gestión de nutrientes puede garantizar que el suelo contenga los elementos adecuados para permitir una absorción óptima del agua, ya sea por lluvia o por irrigación artificial.