Los monopolios a menudo están mejor equipados para servir el interés público y competir internacionalmente. También tienen ventajas en investigación y desarrollo y economías de escala. El problema principal con un monopolio es que le otorga a una empresa el control y el poder del marketing, lo que puede generar altos costos para el cliente.
En áreas como la aplicación de la ley, servicios públicos y bomberos y rescate, los monopolios permiten un enfoque unificado para servir al público. Las organizaciones competidoras que ofrecen estos servicios podrían llevar a un servicio y respuesta inconsistentes a las necesidades de la comunidad. En cambio, las configuraciones monopolísticas aseguran que un sistema singular está en su lugar. Cuando una compañía de los Estados Unidos compite en el mercado global como un monopolio, no tiene que defenderse de los competidores nacionales como de los globales. Un solo proveedor tiene la capacidad de generar bajos costos y operar con economías de escala, lo que en última instancia puede llevar a mejores precios o valor para los clientes finales. Sin presión competitiva, un monopolio también le permite a un proveedor invertir en investigación y desarrollo de calidad.
Otra desventaja de los monopolios es que cuando una empresa no tiene competencia, puede volverse lenta o cómoda en su estado de control. En tales situaciones, la industria en la que opera la empresa se estanca y no puede avanzar en su capacidad para ofrecer soluciones de alta calidad. No existe competencia por la fijación de precios, lo que limita el deseo de que una empresa se centre en la fijación de precios de valor.