La economía de Filipinas ha crecido a una tasa saludable que supera el 6 por ciento anual desde 2012, pero la preocupación por la alta inflación sigue siendo una amenaza potencial para la economía de Filipinas a partir de 2015. Otras cuestiones incluyen una alta tasa de desempleo, barreras a la propiedad extranjera de la tierra e inversión, y corrupción del gobierno.
La tasa de inflación en Filipinas aumentó en 2014 a 4.2 por ciento, desde el 2.9 por ciento en 2013. Tanto la alta inflación como la inflación incierta pueden hacer que la economía de una nación sea menos deseable para la inversión. Si bien el 4.2 por ciento no es necesariamente peligrosamente alto, los aumentos continuos de la inflación pueden ser motivo de preocupación.
Otra preocupación con respecto a la economía de Filipinas es la dificultad que enfrentan los inversores. El Banco Mundial le otorga a Filipinas calificaciones más bajas que el promedio por la facilidad de hacer negocios. Las regulaciones actuales para invertir y hacer negocios, así como las limitaciones a la propiedad extranjera de empresas en Filipinas, pueden obstaculizar el crecimiento futuro de su economía.
Las calificaciones negativas de Transparencia Internacional de Filipinas por sus altos niveles de corrupción también amenazan con obstaculizar el crecimiento económico. Las empresas son cautelosas cuando invierten en Filipinas, en parte porque se considera que el sistema judicial es corrupto e incompetente. Muchos de los problemas de corrupción en Filipinas se remontan al nepotismo y al compinismo generalizados.